miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Primera Creación- Leyendas Incas




"Caminaba por las inmensas y desiertas pampas de la meseta Viracocha Pachayachachi, "el hacedor de las cosas", después de haber creado el mundo en un primer ensayo como si se tratara de un bosquejo, sin luz, sin sol y sin estrellas. "Pero cuando vio que los gigantes eran muchos más grandes que él, además no lo obedecían, ni lo respetaban inconforme con el resultado de su creación, Viracocha envió un cataclismo (varia que fue lo que paso en este momento) que trastornó a la tierra renovándola completamente, Una vez que los gigantes desaparecieron, Viracocha decidió crear hombres pero de un tamaño semejante al suyo Así creó Viracocha los hombres según sus propias medidas, tal como son hoy en día, pero aquellos vivían en oscuridad".


Viracocha ordeno a los hombres, vivir en paz, orden y honrarle, pero aquellos se entregaron a la mala vida, los excesos y fue así como el Dios creador, los maldijo, convirtiéndolos en piedras o animales, algunos quedaron sembrados en la tierra, otros fueron absorbidos por las aguas, finalmente arrojo sobre ellos un diluvio en el cual todos perecieron.
Solo tres hombres quedaron con vida, y con el recado de ayudarlo en su nueva creación, luego de pasado el diluvio, "el maestro del mundo", decidió dotar a la tierra con luz, y fue así como junto con sus tres súbditos ordenó que brillase el sol, la luna y las estrellas y ocuparan su lugar en el vasto firmamento.

Viracocha hizo aparecer a un enviado suyo, Viracochan, un hombre que imponía respeto, para que instruyera a los hombres sobre la manera de conducirse para vivir en paz y armonía. Él les enseñaba como cultivar y cuando cosechar. Las hierbas que podían utilizar como medicina, y los vestidos que debían usar. Les enseñaba con bondad y mucha paciencia.
A pesar de todos los beneficios que las enseñanzas de Virocochan les producía, muchos hombres lo injuriaron y se reían de él porque vestía una túnica andrajosa. Ellos fueron convertidos en piedras. Hubo quienes trataron de escapar de su furia, pero fueron alcanzados por fuego volcánico. Solo allí se dieron cuenta que estaban ante un ser poderoso al que le debían obediencia y respeto.


El mito de Pachamama-Pachacamac engendrando al Sol y los astros
Pachacamac, dios del cielo, se unió a Pachamama y de esta unión nacieron los gemelos llamados Wilka, varón y hembra. Como en otros mitos andinos, murió el padre, desapareció en el mar o se encantó en una de las islas del litoral.

Quedándose viuda la diosa Tierra, sola con sus hijos y reinaba la oscuridad en la soledad de la noche. A lo lejos vieron una luz situada en un distante picacho y se dirigieron hacia las vacilantes llamas. Salieron de Kappur por las fragosidades de Gasgachin de la quebrada de Arma, y en el camino monstruos temibles los acechaban. Al pasar por la laguna de Rihuacocha bebieron de sus aguas y siguieron adelante.

Por último llegaron a una cueva conocida con el nombre de Waconpahuin en el cerro de Reponge, habitada por un hombre semidesnudo llamado Wakon. En el fuego hervían unas papas en una olla de piedra y, dirigiéndose a los niños, Wakon pidió fuesen a una fuente a traer agua, pero el cántaro que les dio estaba rajado y por esa causa los niños tardaron en regresar a la cueva.

Durante la ausencia de los mellizos, Wakon intentó seducir a Pachamama y, al no lograrlo, la mató y devoró parte de su cuerpo, guardando los restos en una olla.
Al regresar los gemelos preguntaron por su madre y Wakon les dijo que no tardaría en volver, pero los días pasaban sin que apareciera.

Huaychau, ave que anuncia la salida del sol, se compadeció de los niños y les contó la suerte de su madre y el peligro que corrían de continuar con Wakon. Les aconsejó ir a la cueva de Yagamachay, lugar donde estaba durmiendo Wakon y, aprovechando de su sueño, atarlo de los cabellos a una gran piedra y escapar rápidamente, hecho que cumplieron los mellizos.

En su huida los hermanos encontraron a Añas, la zorra que les preguntó donde corrían y al enterarse de sus cuitas les escondió en su madriguera. Mientras tanto despertó Wakon y, después de desatarse de la guanca o piedra, partió en busca de los mellizos.

Por el camino topó con un puma, un cóndor y una serpiente o amaru, pero no supieron decirle donde se hallaban los niños. Después se cruzó con Añas, la zorra, que astutamente le aconsejó subir a un empinado cerro y desde allí cantar imitando la voz de la madre para que los pequeños fuesen hacia el cerro.

Apresurado se marchó Wakon, sin darse cuenta que Añas le había tendido una trampa, y al pisar la piedra cayó al abismo. Su muerte causó un violento terremoto.
Los mellizos permanecieron con Añas, pero hastiados de alimentarse solo con su sangre, le pidieron ir al campo a recoger unas papas. Allí encontraron una Oca (Oxalis Tuberosa) en forma de muñeca y al jugar con ella se partió en pedazos. Lloraron los niños por la pérdida del juguete y por fin se quedaron dormidos.

Al despertar la niña contó su sueño a su hermano y como ella lanzaba su sombrero al aire y allí quedaba, y lo mismo sucedía con su ropa. Mientras los niños se preguntaban por el significado, vieron bajar del cielo una larga soga.
Sorprendidos, consultaron entre ellos y decidieron trepar por la cuerda y ver donde les conducía. Subieron y subieron y llegaron al cielo donde hallaron a Pachacamac que se había apiadado por sus desventuras.

Reunidos con su padre, fueron convertidos el niño en el Sol y la niña en la Luna. En cuanto a Pachamama quedó para siempre bajo la forma de un imponente nevado llamado hasta hoy día La Viuda.

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